Entrevista al doctor Enrique Rijo Mora, publicada en el diario La Razón, sobre urología y los últimos avances en patología prostática.
Medios: Europa Press, La Razón
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El doctor Enrique Rijo, responsable de la Unidad de Próstata del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona, ha explicado que la hidorablación prostática robótica, empleada para la operación de la hiperplasia benigna de próstata, reduce «significativamente» el tiempo de hospitalización habitual con técnicas más invasivas, ya que «entre 24 y 48 horas después se puede dar el alta al paciente sin necesidad de sonda».
Esta técnica, una de las más novedosas para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata, consiste en una ablación o destrucción del tejido prostático con suero fisiológico a temperatura ambiente por vía transuretral, mediante un chorro con una velocidad cercana a la del sonido, sin necesidad de incisiones y totalmente robotizada. Además, es mínimamente invasia y, tal y como ha recordado el experto, «tan eficaz como la resección transuretral convencional».
«El cirujano planifica previamente la operación mediante un ecógrafo transrectal. Así se puede medir el tamaño de la próstata y establecer cuáles son los límites de las estructuras anatómicas importantes que se han de preservar. Una vez decidida cuál es la zona de ablación que se va a realizar, es un robot quien la lleva a cabo de forma automática», explica Rijo.
El experto puntualiza que, en cualquier caso, el papel del médico sigue siendo «fundamental», ya que ha de ser un cirujano quien decida las zonas que se han resecar, pero la automatización posterior del procedimiento «evita que se puedan producir fallos humanos, una de sus ventajas, aunque no la única». Por ejemplo, ha señalado que los efectos secundarios derivados son «mucho menores» frente a las intervenciones convencionales.
«Al no utilizar ningún tipo de fuente de calor, es posible preservar mucho más la cápsula prostática. Otras técnicas la pueden acabar dañando, y provocar de forma ocasional una disfunción eréctil. Este riesgo con la hidroablación no existe», ha detallado.
Pero en donde los resultados son «mucho más significativos» es en la preservación del mecanismo de eyaculación. «Solo un 20 por ciento de los pacientes sometidos a una resección transuretral clásica conservan la eyaculación, y en el resto se produce lo que se conoce como eyaculación retrógrada o seca. En los pacientes tratados con la hidroablación, hasta el 90 por ciento preservan de forma completa la eyaculación», ha asegurado Rijo.